"Construimos casas cada vez más grandes…
y familias más pequeñas.
Gastamos más… pero tenemos menos.
Compramos más… pero lo disfrutamos menos.
Habitamos en edificios más altos…
con vidas poco profundas.
Vamos por autopistas más amplias…
pero con mentes cada vez más estrechas.
Tenemos más comodidades…
pero vivimos más incómodos.
Tenemos más conocimiento…
y menos sensatez.
Más expertos… y menos soluciones.
Más medicinas … y menos salud.
Son tiempos de comida rápida…
y de digestión lenta.
De casas fantásticas … con hogares rotos.
De enojarnos enseguida…
pero perdonar lentamente.
De salir muy temprano…
y llegar siempre tarde.
Levantamos las banderas de la igualdad,
pero sostenemos los prejuicios.
Tenemos la agenda llena de teléfonos de amigos
a los que nunca llamamos…
Y los estantes de nuestra biblioteca repletos de libros,
que jamás leeremos…
Nos ganamos la vida,
pero no sabemos cómo vivirla.
Poseemos cada vez más cosas,
y desperdiciamos casi todas."
Rimpoché
Me da la sensación de estar viendo una "Carreras de galgos", donde los perros corren tras una liebre artificial hasta llegar a la meta. La liebre va siempre por delante de ellos, y nunca pueden darle alcance. El primero en llegar es el ganador.
Curiosa época en la que vivimos… la mayoría de nosotros nos movemos por la vida como esos galgos, llevamos nuestras cabezas cargadas de objetivos y sueños que se apoyan en el aire, liebres que nos atraen, y a las que muchas veces perseguimos sólo porque otros alguna vez nos dijeron que era eso lo que necesitábamos para ser felices.
En el mejor de los casos, y sólo si sabemos sumar a la motivación inicial la perseverancia necesaria, atrapamos la liebre.
En ese momento disfrutamos del éxito, hemos ganado, tenemos el premio. Momentos de gloria que se esfuman en minutos......
Poco después nos llega a la boca el otro sabor, ya conocido, sabor a vacío, a nada, y a sed… Ya está, ya lo has logrado… ¿y ahora qué?
Estás igual que antes, o quizás peor, porque antes al menos tenías un sueño al que apuntar, un sueño lleno de esperanzas, uno que creías que escondía detrás la felicidad…
Lamentablemente acabas de comprobar que tu sueño anhelado, y por el que tanto has luchado, no se diferencia en nada de los otros, de todos aquellos sueños anteriores por los que en su día apostaste y que resultaron tan vacíos de contenido como éste. Una vez más, la liebre que has atrapado es artificial.
No es grave, volverás a empezar, la historia es circular y se repite.
Lo triste es que no aprendemos, caemos una y otra vez, como animales bobos, en la misma trampa, nos levantamos, nos lamemos un poco las heridas y volvemos corriendo a la misma pista, los demás ya están corriendo, por favor otra ficha, necesito otra juagada, voy por la revancha...
Y si nos paráramos un poco, por una vez y sin que sirva de precedente, y si esta vez para variar, nos preguntáramos antes de zarpar al siguiente puerto, qué esperamos encontrar en ese viaje, qué nos aportará llegar allí, para qué viajamos.
Quizás esta vez, si así lo haces, descubras que lo que persigues y esperas encontrar al otro lado de la puerta, está más cerca de lo que parece, que el camino es más corto, y hasta más fácil.
¿Cuántas liebres más seguiremos persiguiendo hasta acabar agotados sin ni siquiera saber si nos gusta su sabor?
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